Cuando una persona sufra, no la veas como víctima. Mírala con los ojos del Amor y la fe, mírala desde su potencial para recuperarse. Sé fuerte y le darás fuerza. Confía en el/ella y le darás Paz.
Cuando estamos muy preocupados por alguien, en realidad estamos diciendo: mírame, estoy aquí, sufriendo por ti y tu bienestar, mírame, te quiero mostrar y demostrar esto. Yo, yo, YO…
Bien analizado es un acto egoísta, que le viene muy bien al ego y conduce al especialismo: «cuánto me preocupo y eso me hace buena persona.»
Pero, a la otra parte, le estamos enviando un mensaje de que no confiamos en su fuerza y poder para superarse, sino que estamos convencidos de su debilidad.
Si quieres que alguien mejore, no te preocupes, ocúpate de ti mismo, de estar en fortaleza y unión con tu mejor versión. Estáte disponible para el otro para acompañarle en su recorrido. Piensa alto, actúa alto.